08 julio 2013

Mesa de balcón restaurada y Diógenes al rescate - DIY

Si me hiciera el estudio genético para conocer qué enfermedades tengo riesgo de sufrir porque están en mi adn, me saldría que tengo el gen del síndrome de Diógenes. No tengo duda. Me planteo ponerme una medallita que lo indique para que, en la medida de lo posible, cuando alguien me vea revolver en los contenedores de basura, intente detenerme. Digo en la medida de lo posible porque quien lo intente se encontrará con mi resistencia, no siempre pacífica, y con todos los argumentos posibles a favor del rescate de enseres, cartones y restos de obra. ¿Por qué las siete vidas le van a estar reservadas sólo al Señor Don Gato? No me parece justo.
La verdad es que a veces me pregunto qué terapia ha seguido la gente que consigue desprenderse de cosas que a mí me parecen auténticos tesoros. Yo no soy capaz. Cada vez que preparo cajas o bolsas de cosas para tirar me entran los sudores fríos. No puedo evitar pensar en que en el mismo momento en que el camión dé la vuelta a la esquina con mis cosas en sus tripas, justo en ese momento, llegará el email del colegio con el encargo de un nuevo disfraz para el que la gorra peruana que llevaba 7 años en un baúl y que por fin me he decidido a tirar va perfecto.
A mí siempre me pasa. Soy clarividente basurilmente hablando. Cosa que tiro, cosa que necesito en un plazo inferior a 15 días. Prenda que desecho, tendencia que vuelve (aunque en este caso a veces me fallan los poderes porque los zapatos de punta cuadrada que tengo guardados desde 1999 parecen un caso de no retorno).
¡Frenaa! fue el grito que le di a mi marido yendo en el coche por el barrio cuando mi scanner detectó en un contenedor esta mesita. Haber tirado esto a la basura me parece de crimen. Inmediatamente me lancé al rescate y la llevé a casa para que se recuperara del trauma de haber sido abandonada, y poco a poco, con cariño, la fui recuperando. Ha necesitado estar entre nosotros 6 meses antes de proceder a darle su segunda oportunidad. Necesitábamos conocernos. Pero por fin la he restaurado y me ha quedado una mesita auxiliar para la terraza que además de ser bonita, me resulta muy útil para tener a mano todo y no tener que andar entrando y saliendo de la terraza.
Materiales
  • trasto viejo de turno de madera estropeada o mimbre
  • reparador de madera (yo he usado xyladecor de color roble porque me quedaba de otro rescate basuril)
  • pinceles tipo paletina
  • guantes de látex
  • pintura blanca en spray
  • periódicos para no manchar
Simplemente consiste en darle una mano de pintura protectora que repare un poco la madera. Si además es un objeto que vayas a querer tener en el exterior, le vendrá bien. Incluso con esta pintura sola ya queda muy bonita y si eliges un tono que te guste no necesitarás darle más capas de pintura. Deja ver la veta de la madera y queda muy natural.
En mi caso yo quise además pintarlo de blanco. Como me apetecía un efecto un poco desgastado (ahora lo llaman shabby chic) le di una capa de pintura blanca mate en spray que no cubre demasiado y deja que se vea un poco el color oscuro de la madera que hay debajo, como si estuviera un poco deteriorada. Si prefieres utilizar pintura de aplicación con pincel, puedes conseguir este efecto lijando después los bordes ligeramente para que salga el color que hay debajo. Para mi mesa no resultaba útil la pintura con pincel ya que tiene muchas varillas entrelazadas en las que el acceso con el pincel habría sido muy complicado y laborioso y con el spray llegaba mucho mejor.

Y vosotros, ¿Diógenes corre también por vuestras venas?
La montaña de basura: proveedora de grandes recicladores como los Fraguel
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1 comentario:

  1. Pues ha quedado bien chula! Yo porque no tengo sitio ni para mi en casa.....

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